A nadie escapa y desde siempre que la salud es sinónimo de belleza, de bienestar, de autoestima y hasta de armonía y mayor comprensión hacia los demás…
La enfermedad por si misma es carencia lógica de la más elemental satisfacción pues es la viva expresión del funcionamiento anormal y defectuoso de cualquier organismo viviente…
Desde la antigüedad, los seres humanos han buscado afanosamente el elixir de la vida y la preocupación milenaria de la especie humana es, ha sido y será encontrar la forma de contrarrestar los efectos negativos de las enfermedades… y mejor aun de prevenirlas.
Así tenemos que desde la antigua Grecia con Galeno considerado el primer médico, pasando por los alquimistas, curanderos, brujos, charlatanes, videntes, esoteristas y mas recientemente, con el avance de la ciencia se acaricia la supuesta inmortalidad con la clonación, el estudio del mapa genético para prevenir las enfermedades viejas y de nuevo cuño como las tuberculosis, las viruelas recurrentes y supuestamente erradicadas y ahora el SIDA, el mal de Parkinson, el Alzheimer y diversos tipos de cáncer que diezman a la humanidad.
La belleza humana y sus estereotipos cambiantes van desde la Grecia antigua donde se plasmaban en mármoles y en las formas de Venus y Adonis como aspiración universal, manteniéndose hasta nuestros días la conjugación de salud y belleza por el deporte y precisamente ahí en Olympia, nace el movimiento rescatado después por Pierre de Coubertain para dar paso a las modernas olimpiadas.
El prototipo de la belleza ha cambiado y tenemos una época en la que se le simboliza con formas carnosas, voluminosas, rollizas, pasadas de peso, fruto del desenfreno, excesos, la indisciplina y la dejadez que inmortalizaron maestros de la pintura como Rubens, Rembrandt y Botero entre otros…
Así ha sido de cambiante también el interés de los seres humanos por estar bien consigo mismos preocupándose por su salud o bien abandonarse en la glotonería sibarítica como en las bacanales romanas y tribus bárbaras acortándose el promedio de vida por la ingestión excesiva de grasas, carbohidratos y azúcares detonantes de diabetes y males cardiacos…
Si bien es cierto que la tendencia a la obesidad y los efectos dañinos que para la salud trae consigo esta va en proporción al tipo de alimentos llamados “chatarra” que se anuncian sin control en radio y televisión irresponsables, de manera marginal pero poco a poco se está fortaleciendo un movimiento llamado “wellness lifestyle” por el cual se vuelve a dar prioridad a las fórmulas mágicas de salud y belleza que son: Dieta balanceada, moderación en bebidas alcohólicas y ejercicio diario.
Este movimiento es en si mismo toda una revolución casi heroica, pues no puede contrarrestar ni en mínima parte el molesto, falso y repetitivo convoy de información con que se nos satura en los medios de comunicación que nos inundan con chatarra, violencia, bebidas alcohólicas y llamados continuos a la degeneración y la pereza “madre de todos los vicios”.
Está demostrado que el drogadicto, el alcohólico y el glotón no hacen ejercicio y con ello renuncian a la salud y se privan de la belleza de vivir a plenitud.
Salud física implica salud mental y salud mental nos permite aprender, cultivarnos, saturar con información positiva nuestras neuronas y ser por ende mejores para nosotros mismos y para la sociedad en que vivimos. Por ello aplaudo y celebro que exista el movimiento de la cultura del “wellness” y muchos otros que nos regresen al ancho camino de la vida saludable, ordenada y bella dejando los senderos torcidos de la pereza, la indisciplina, los excesos que enferman y acortan las vidas.
La chatarrización de la publicidad nociva en los medios, sabemos no va a acabar, pues está impulsada por el afán de lucro desmedido… los jóvenes de esta generación debemos presionar a los gobiernos para que abran nuevas áreas verdes para caminatas y centros deportivos al alcance de todos pues los gimnasios por su alto costo se han vuelto de difícil acceso.
La enfermedad por si misma es carencia lógica de la más elemental satisfacción pues es la viva expresión del funcionamiento anormal y defectuoso de cualquier organismo viviente…
Desde la antigüedad, los seres humanos han buscado afanosamente el elixir de la vida y la preocupación milenaria de la especie humana es, ha sido y será encontrar la forma de contrarrestar los efectos negativos de las enfermedades… y mejor aun de prevenirlas.
Así tenemos que desde la antigua Grecia con Galeno considerado el primer médico, pasando por los alquimistas, curanderos, brujos, charlatanes, videntes, esoteristas y mas recientemente, con el avance de la ciencia se acaricia la supuesta inmortalidad con la clonación, el estudio del mapa genético para prevenir las enfermedades viejas y de nuevo cuño como las tuberculosis, las viruelas recurrentes y supuestamente erradicadas y ahora el SIDA, el mal de Parkinson, el Alzheimer y diversos tipos de cáncer que diezman a la humanidad.
La belleza humana y sus estereotipos cambiantes van desde la Grecia antigua donde se plasmaban en mármoles y en las formas de Venus y Adonis como aspiración universal, manteniéndose hasta nuestros días la conjugación de salud y belleza por el deporte y precisamente ahí en Olympia, nace el movimiento rescatado después por Pierre de Coubertain para dar paso a las modernas olimpiadas.
El prototipo de la belleza ha cambiado y tenemos una época en la que se le simboliza con formas carnosas, voluminosas, rollizas, pasadas de peso, fruto del desenfreno, excesos, la indisciplina y la dejadez que inmortalizaron maestros de la pintura como Rubens, Rembrandt y Botero entre otros…
Así ha sido de cambiante también el interés de los seres humanos por estar bien consigo mismos preocupándose por su salud o bien abandonarse en la glotonería sibarítica como en las bacanales romanas y tribus bárbaras acortándose el promedio de vida por la ingestión excesiva de grasas, carbohidratos y azúcares detonantes de diabetes y males cardiacos…
Si bien es cierto que la tendencia a la obesidad y los efectos dañinos que para la salud trae consigo esta va en proporción al tipo de alimentos llamados “chatarra” que se anuncian sin control en radio y televisión irresponsables, de manera marginal pero poco a poco se está fortaleciendo un movimiento llamado “wellness lifestyle” por el cual se vuelve a dar prioridad a las fórmulas mágicas de salud y belleza que son: Dieta balanceada, moderación en bebidas alcohólicas y ejercicio diario.
Este movimiento es en si mismo toda una revolución casi heroica, pues no puede contrarrestar ni en mínima parte el molesto, falso y repetitivo convoy de información con que se nos satura en los medios de comunicación que nos inundan con chatarra, violencia, bebidas alcohólicas y llamados continuos a la degeneración y la pereza “madre de todos los vicios”.
Está demostrado que el drogadicto, el alcohólico y el glotón no hacen ejercicio y con ello renuncian a la salud y se privan de la belleza de vivir a plenitud.
Salud física implica salud mental y salud mental nos permite aprender, cultivarnos, saturar con información positiva nuestras neuronas y ser por ende mejores para nosotros mismos y para la sociedad en que vivimos. Por ello aplaudo y celebro que exista el movimiento de la cultura del “wellness” y muchos otros que nos regresen al ancho camino de la vida saludable, ordenada y bella dejando los senderos torcidos de la pereza, la indisciplina, los excesos que enferman y acortan las vidas.
La chatarrización de la publicidad nociva en los medios, sabemos no va a acabar, pues está impulsada por el afán de lucro desmedido… los jóvenes de esta generación debemos presionar a los gobiernos para que abran nuevas áreas verdes para caminatas y centros deportivos al alcance de todos pues los gimnasios por su alto costo se han vuelto de difícil acceso.
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