Monday, June 9, 2008

Juventud


Alguien dijo y me apena no recordar su nombre, que hay viejos con el alma periclitada y jóvenes con el alma marchita…

Esto quiere decir que no siempre la edad cronológica es vitalidad, optimismo, ímpetu y lozanía juvenil; como tampoco una edad avanzada significa siempre agotamiento, desánimo, incapacidades, lentitud o abandono…

Claro que todo en la vida obedece a un ciclo que se inicia al nacer, se crece, se madura, se declina y se muere fatalmente y desde que el mundo es mundo, se ha soñado con ya no digamos ser inmortal del todo imposible, pero la ciencia pugna por cuando menos alargar ese ciclo vital.

El tiempo es inmutable y todo cambia con y en él al punto que como dicen en algunas culturas orientales, de un día a otro no te bañas en el mismo río, pues sus aguas de ayer ya desembocaron en el mar y el río es otro hoy…

Así nosotros fuimos concebidos, nacimos y hemos crecido físicamente, no siempre, lamentablemente, crecemos mental y emocionalmente, pero somos distintos hoy al mismo ser que fuimos al nacer e incluso al que fuimos ayer…

Un día vi un documental muy interesante donde con total apego a la ciencia nos demuestran que cada día cambiamos de piel, mueren y se forman nuevos glóbulos rojos y blancos en nuestra sangre. De hecho todo nuestro organismo está en continua evolución, las únicas que nunca se regeneran y las perdemos para siempre son nuestras neuronas de nuestro cerebro.

Si la vida humana es tan corta, resultaría lógico que en todos nosotros existiera conciencia exacta de lo valioso que es el tiempo o mejor dicho, lo valioso que es aprovechar el tiempo y nunca mejor época de la vida para redimensionarnos, que la juventud.

¿Por qué en la juventud y no antes, pero tampoco después? La razón es muy sencilla: La primera etapa de la vida la empezamos para aprender, a subsistir con el cuidado de nuestros padres y en el ocaso de la vida, se posee tal vez la sabiduría y la experiencia, pero ya no la plena vitalidad para las realizaciones.

De ahí que es crucial entender que la mejor edad de todo ser humano es precisamente la juventud… la mitad de la vida, la plataforma para despegar con nuestros propios sueños, nuestras propias decisiones, nuestros mas caros anhelos de superación.

Un autor Argentino de apellido Ingenieros hablaba del grave lastre humano denominado mediocridad y decía que de los miles de millones de seres humanos que nacen, 99% pasa por el mundo a hurtadillas, a escondidas, con temor de ser visto y se hunde en el ahí se va, para que estudio, para que me esfuerzo y no aspiran mas que a que se oculte el sol para volver a ser sombras.

Es cierto que muchos de esos jóvenes no pudieran salir de la mediocridad por la desnutrición, por la pobreza, por la desigualdad y por la falta de oportunidades en una sociedad cada vez mas injusta, individualista, deshumanizada y profundamente egoísta.

Pero yo creo que la mas lamentable pérdida y retroceso humano está hoy en las juventudes que teniendo resulta la sobrevivencia alimentaria, teniendo a la mano el libro, la biblioteca, la escuela, el maestro y el internet, se pierdan en la molicie, la pereza, las drogas y lleno de vaciedad y tapizado de superficialidad y frivolidades.

La juventud plena de vida es sinónimo de alegría, de optimismo, de ímpetu, de sueños, positividad y grandeza, pero todo esto se nos escurre como agua entre los dedos cada día perdido en la inactividad, la repetición y el vacío existencial.

Biológica, política, empresarial, deportiva y en todas las actividades positivas de una sociedad incluyendo los liderazgos, somos la generación que suplirá a los adultos de hoy y por regla debíamos ser mejores para superarlos… la pregunta que nos debemos hacer es ¿nos estamos preparando para ese gran relevo?
Los jóvenes no tenemos ningún derecho a tumbarnos en la “hamaca” de la mediocridad.

Hagamos deporte, estudiemos, propongamos, exijamos a los gobernantes cumplan con su obligación de servir creando mas universidades, mas investigación, mas parques deportivos y nos den claro ejemplo de honestidad y veracidad, no simple demagogia que desorienta y aturde a los jóvenes.

Que el espíritu de la juventud no desaparezca del alma, aún cuando se quede en los surcos de la piel.

2 comments:

Unknown said...

Estoy de acuerdo con lo que lei en un 100%. Este articulo es muy bueno.
Dani desde Buenos Aires.

nanieguia said...

Dani, muchas gracias por tu comentario! Un saludo desde Mexico!