Monday, May 19, 2008

Las drogas


En alguna de nuestras anteriores colaboraciones nos referimos a la economía de los Estados Unidos aquejada por los problemas de millones de hipotecas, grandes pérdidas bancarias, devaluación del dólar, una costosísima invasión en Irak, el enorme déficit fiscal y la desaceleración con clara tendencia a la recesión.

Sin embargo a pesar de ello, sigue siendo el principal consumidor y por ello el mas grande mercado para las drogas y todo tipo de sustancias enervantes.

Alguien dijo: México tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos y otro ex-presidente molesto por acusarnos de ser el trampolín para las drogas se pregunto ¿Y donde está la alberca?

La verdad es que por nuestra ubicación geográfica, a México le agobia el síndrome del elefante y nos afecta grandemente cuando ese paquidermo se sacude inopinada o bruscamente.

Lo peor es que hoy México no solo es el paso para miles de toneladas de drogas hacia los voraces consumidores del llamado coloso del norte, sino que con imitación extralógica, los jóvenes se hunden absurdamente en los narcóticos y con esto la desastrosa cauda de efectos dañinos para las personas, las familias y para el país.

Dicho sea de paso, el cáncer del narcotráfico sería mas difícil si se combatiera el impune lavado del dinero sucio, pero no existe voluntad oficial para fiscalizar a los bancos, financieras y la bolsa de valores. En donde se reciclan miles de millones de dólares como las fortunas del chino-mexicano Zhen Li Ye Gon.

Por las enormes cantidades de dinero que produce el tráfico de drogas ilícitas, el problema de su combate ha rebasado en los hechos al Estado mexicano y poco o nada se ha hecho para combatirlo, peor aun se ha incrementado la violencia a pesar de haberse militarizado nuestras calles.

Erróneamente y en esa lucha entre militares y delincuentes a la ciudadanía honesta, de trabajo, respetuosa de la ley, se nos pretende pisotear en nuestras garantías individuales con retenes que impiden el libre tránsito, invasión de nuestra privacidad telefónica y allanamientos en los domicilios con el pretexto de combatir esa criminalidad desatada que no disminuye, se reproduce y desafía a las policías o las corrompe en una escalada destructiva y deshumanizada.

El consumo de drogas cancela futuros, desune y hunde a las familias que enfrentan la tragedia de un adicto en sus casas, resiente la sociedad sus efectos perjudiciales por la degradación humana y la inseguridad por la violencia que ahoga, que agravia a la población inerme.

Ante un problema tan grave como la drogadicción, es en el seno del núcleo familiar primero y obvio con el apoyo de la escuela donde se debe establecer la primera trinchera para evitarla y sensibilizar al niño, a los jóvenes del daño terrible e irreversible que le producen a su salud y que no deben atentar contra sus vidas valiosas, de tal suerte que ni por curiosidad las prueben, recordándoles que la confianza y la curiosidad puede matarlos.

Es una tragedia que la parte más prometedora y el futuro de un pueblo como es la juventud se evada, se refugie, se lance al vacío para caer en el submundo de la drogadicción.

Nada bueno, solo dificultades, violencia, atraso trae el tráfico y consumo de drogas para un país como el nuestro: atrasado y empobrecido por políticas públicas equivocadas.

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