Friday, August 1, 2008

Vasos comunicantes


No hace mucho tiempo algunos analistas decían peyorativamente y para diferenciar que había tres Méxicos: “El del norte que trabaja, el del centro que piensa y el del sur que sueña…” Obviamente no coincido plenamente con esa breve sentencia ya que encierra cierto desdén para otros mexicanos igualmente valiosos.

Lo que a nadie escapa es la rica pluralidad étnica, artística, lingüística y de costumbres variadas definidas por el entorno geográfico de un país que como el nuestro posee diversidad climática, desiertos, montañas, selvas, ríos y grandes litorales y por consiguiente, diferentes vocaciones económicas, hábitos y costumbres que nos hacen un gran mosaico multicolor.

Ahora bien, no creo que con la globalización y la instantaneidad de la información y de las comunicaciones se puedan seguir conservando enclaves o “islas” aisladas ajenas a las mas diversas influencias con las adaptaciones subsecuentes por el constante asedio de los medios masivos de información y las facilidades de viajar en este planeta considerado con justificada razón como la “aldea global”.

Por eso resulta cada vez más relativo el enfoque o el propósito de encontrar gruesas diferencias entre las ciudades limítrofes con los Estados Unidos y concretamente con nuestra ciudad y ese país vecino.

Es tan fluida (independientemente de las grandes filas que se hacen en la línea por el síndrome 9-11 que a ellos aqueja) es tanto el intercambio, tan fácil importar o exportar gracias al TLC, accesibles para nosotros las atracciones turísticas de sus ciudades como San Diego, Los Ángeles, Las Vegas, Palm Springs, Lake Tahoe o hasta San Francisco en nuestras inmediaciones o las grandes Universidades de California, sus expresiones deportivas al mas alto nivel en básquet bol, beisbol y futbol americano, sus comidas tradicionales, sus bien trazadas y magníficas carreteras, el orden y la limpieza que ellos observan acatando las leyes y otras manifestaciones de cultura que difícil sería ignorarlas o minimizarlas.

Nos toca vivir al lado de la principal economía del mundo, ello también independientemente de la grave crisis por millones de hipotecas que sus adquirientes no pudieran pagar, se contrajo la construcción de casas que es el principal motor de esa economía, les provoca desempleo, quiebras bancarias selectivas, carestía por los elevadísimos precios de las gasolinas y todo ello esperamos no afecte en la industria maquiladora de la cual dependen cientos de miles de mexicanos que de todo el país se han radicado aquí.

Pero a pesar de ese difícil entorno recesivo de los Estados Unidos aun suspiramos con enojo por que “se quedaron con lo pavimentado, lo verde y lo limpio” que Santana no pudo o no quiso defender de nuestro antiguo territorio.

Aun envidiamos (envidia de la buena) su alto estándar y mejor calidad de vida y que a pesar de exportarles de Cerro Prieto y las plantas de la Rosita, ellos paguen menos en sus recibos de luz mensuales, los automóviles sean mas baratos y puedan pagar sin tanta tramitología sus impuestos… También envidiamos como están profesionalizadas sus policías y bien pagadas, son ajenos a la corrupción por que lo que no tienen tanta inseguridad ni violencia cotidiana.

Yo quisiera y si pudiera evitar que nuestros jóvenes imitaran del país vecino el consumo de drogas y el libertinaje en las costumbres… Pero también nos trajéramos de allá el respeto a los reglamentos de tránsito y a no contaminar por nuestro irresponsable hábito de tirar la basura donde sea.

En fin, como dicen algunos que están contra los ricos hasta emparejarlos, igual digo con los norteamericanos y sí podemos si nos proponemos… algún día.

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