Saturday, August 23, 2008

La vanidad


A la mujer le es natural, propio y hasta obligado recurrir a cremas, polvos, perfumes, tintes y toda clase de ropa y adornos que realcen su feminidad.

Según algunos datos históricos fragmentos ya, Cleopatra y desde la época de los faraones egipcios se empezaron a utilizar algunos cosméticos para acentuar la belleza de la mujer… Hoy día tan solo enlistar productos para las uñas, el cabello, los ojos, la boca, rostro y cuerpo marea y provoca estragos en la economía familiar…

A esta inclinación natural de la mujer por invertir tiempo y dinero para embellecerse, se le denomina genéricamente como “vanidad femenina” y está firmemente enraizada en todas las culturas, aunque mas sofisticada en las sociedades mas avanzadas…

Pero otra cosa es hablar de la “vanidad masculina” algo que si la enfocamos con la misma naturalidad, tendríamos que aceptar que es una expresión de la misma necesidad humana por sentirse bien consigo mismo y proyectar lo mejor de su personalidad…

Sin embargo en el largo proceso de la evolución humana, la figura tradicional del hombre es la de la rudeza, la fuerza y hasta la tosquedad como símbolo de la varonía, a tal punto que cualquier cuidado adicional, acicalamiento y arreglos personales mas allá de lo “normal” es mirado como amaneramiento y hasta es sujeto a burlas y rechazos…

Ya desde la antigüedad griega, Ovidio escribía toda una mitología para diferenciar esa feminidad del biotipo masculino y elaboró una sutil critica para el hombre que utiliza mas tiempo y rebuscamientos en su embellecimiento naciendo así para la literatura universal el Narciso que se embelesaba largas horas en el espejo de agua que reflejaba su rostro… y el mote, el calificativo de Narcisista para aquellos que lo imitaran en menor o mayor medida.

La sociedad moderna mas cosmopolita ha venido influyendo en las costumbres y en las formas de mirar al hombre que se esmera en su figura y su apariencia denominándolo como “metrosexual”, término que en lo personal considero desafortunado ya que equipara o reduce al sexo todo lo relacionado con el mejor aseo, mas cuidados personales y tiempo que hoy el hombre dedica para sentirse mejor…

Estimo, salvo la mejor opinión de los conocedores profundos del tema, que sin que el hombre llegue nunca a parecerse a la mujer ni utilizar en exceso sus arreglos que deterioren o mengüen su aspecto varonil, tienen perfecto derecho a preocuparse y ocuparse en mejorar su imagen personal así les llamen “metrosexuales”, narcisistas o vanidosos.

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