Wednesday, July 9, 2008

La ciudad y el campo




No estoy de acuerdo con esa frase que sostiene “Todo tiempo pasado fue mejor” ya que aceptarla sería tanto como negar el progreso… la modernidad… el avance del género humano…

Sin embargo, en los libros y por comentarios de personas muy respetables que a pesar de su avanzada edad se conservan no solo saludables sino espléndidamente lucidas por que vivieron en el campo rodeados por la naturaleza, respirando el aire límpido no contaminado, de arduos esfuerzos si pero reconfortantes resultados al recoger las cosechas, jornadas extenuantes de sol a sol, alimentos naturales frescos, no enlatados y con químicos conservadores, con rutinas sanas para dormir y para reanudar al día siguiente las actividades sin estrés, sin presiones y sin hacinamientos forjaron generaciones de agricultores, apicultores, floricultores, silvicultores y ganaderos con una mentalidad y una filosofía de la vida mas sencilla, práctica, tesonera y con espíritu de lucha que me hacen dudar un poco de esa frase del primer párrafo.

La creciente industrialización, las oportunidades de asistir a las universidades, mas opciones de empleo y las “supuestas ventajas” de vivir en las ciudades con acceso a otros satisfactores determinaron el crecimiento de las ciudades en perjuicio del campo.

Digo perjuicio por que las ciudades en este caótico crecimiento lo primero que afectan es a las tierras productivas y los mantos freáticos al cubrir esas tierras con asfaltos, concretos, drenajes, basura y casas-habitación que surgen como hongos después de las lluvias…

Si hubiera una mínima planeación inteligente y eso es como pedirle peras al olmo, las ciudades crecerían sin el grave detrimento del campo, olvidándose absurdamente que de él provienen gran parte de los alimentos que la ciudad consume…

Hace años llegó a mis manos un estudio de un urbanista judío de apellido Levi que diseñó una ciudad con anticipación para establecer los mínimos equilibrios entre la ciudad y el campo, preestableciendo su crecimiento con base en el suministro del agua como principal elemento de sustentabilidad para cualquier conglomerado humano.

La vida moderna trompicada, acelerada, poco reflexiva y egoísta pisotea el orden natural, contamina a diestra y siniestra, no repara en los daños al medio ambiente y en la voracidad, el consumismo irracional que pregonan la publicidad y la propaganda nos apretujamos, nos confrontamos, nos violentamos y nos deshumanizamos en grandes urbes que siguen creciendo sin planificación alguna y por ello son crisoles del crimen y pretextos para mayor corrupción gubernamental, con mengua creciente de la libertad ciudadana…

Si una sociedad no es capaz de reordenar su sano crecimiento demográfico, si no es capaz de contener los asentamientos irregulares, si no es capaz de otorgar los servicios indispensables de agua, luz, drenaje, suficientes espacios educativos, para el deporte y vialidades decentes, si no es capaz de exigir respeto, orden y seguridad urbanas a los gobiernos para que cumplan esas sus obligaciones reales y mas allá de la demagogia y las promesas incumplidas m as difícil será cada día la convivencia en las ciudades y estaremos suspirando por los aires bucólicos del pasado en el campo.

De nosotros depende proponer y ejemplificar con acción y conocimientos.

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